La canarinha no se ha librado de la fractura política que vive la sociedad brasileña desde hace dos años, cuando Michel Temer se hizo con la presidencia de la República después de un polémico impeachment contra Dilma Rousseff. El mayor símbolo de la selección, su camiseta verde amarela, hoy está más asociada a la política que a la pelota. Temer se ha convertido en el presidente más rechazado de la historia del país, mientras que el candidato favorito de los brasileños vuelve a ser Lula da Silva, encarcelado desde hace dos meses tras otro polémico juicio.
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