Basta con comparar este acuerdo con el que han alcanzado las árbitras, paradójicamente respaldadas por su patronal, es decir, la RFEF, para hacer un parón, que no huelga, que obligó a suspender la primera jornada de la Liga F, la nueva competición de fútbol femenino profesional. A pesar de ser un sindicato exclusivamente de jugadoras, su presidenta exhibe una curiosa equidistancia entre la RFEF y la nueva Liga Profesional de Fútbol Femenino (LPFF), quizás porque sigue pensando que detrás de la segunda está LaLiga.
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