En resumidas cuentas: cada vez que alguien compra una camiseta, al fabricante le quedan 17 euros, al vendedor en torno a 30 y al club en torno a cinco, con la salvedad de que los equipos, además, firman contratos millonarios con los fabricantes por vestirles. A esto habría que sumar los gastos de promoción (2,34 €), los ‘royalties’ que paga a los equipos por cada unidad (4,95 €) y la inversión en fuerza de venta (2,02 €).